
El 1982 la Generalitat de Catalunya impulsó la primera
campaña institucional de sensibilización para devolver la lengua catalana al
lugar que le correspondía dentro de la sociedad. La expresión de la voluntad
unánime de recuperación de la lengua al margen de cualquier diferencia de
origen o ideológica se expresaba en el eslogan que se utilizó: "El
catalán, cosa de todos". De esta forma, la campaña se proponía fomentar el
uso y la presencia del catalán en todos los ámbitos públicos. Un año después,
se aprobaba la primera ley de normalización lingüística.

Hoy, casi tres millones de niños y niñas han sido
escolarizados en esa lengua. Sin embargo, en los últimos años, sectores españolistas
y algunos padres castellanohablantes, han iniciado una campaña contra este
modelo con el argumento que discrimina al castellano y no respeta los derechos
de los padres a escoger la lengua en la que quieren que los hijos reciban la
educación. El debate refleja una profunda tensión entre las aspiraciones de
autonomía y preservación cultural catalana ante los intereses de la unidad
lingüística y política de España.
