El catalán, cosa de todos

La Norma

Era el día de Sant Jordi del año 1982. Una niña de diez años, peinada con la raya en medio, risueña y vestida con un mono azul, se había convertido en la imagen de un país que acababa de salir de una dictadura y estrenaba autogobierno con la ilusión propia de los principiantes. Norma estaba en todas partes: en los autobuses, en las carpetas de los escolares, en los periódicos… Cataluña entera estaba empapelada con su cara. La Norma incitaba por primera vez a los catalanes a utilizar con normalidad la lengua después de años de persecución. La dibujó Lluís Juste de Nin, un dibujante forjado en la lucha antifranquista que firmaba como Zurdo, y los guiones de las viñetas publicadas en los periódicos de la época los escribía Avel·lí Artís Gener "Tísner".  

“ El catalán es como una semilla que ha sido enterrada por la historia,
pero que ahora florece con fuerza, trayéndonos esperanza
— Miquel Martí i Pol

El 1982 la Generalitat de Catalunya impulsó la primera campaña institucional de sensibilización para devolver la lengua catalana al lugar que le correspondía dentro de la sociedad. La expresión de la voluntad unánime de recuperación de la lengua al margen de cualquier diferencia de origen o ideológica se expresaba en el eslogan que se utilizó: "El catalán, cosa de todos". De esta forma, la campaña se proponía fomentar el uso y la presencia del catalán en todos los ámbitos públicos. Un año después, se aprobaba la primera ley de normalización lingüística.

 



La Transición marcó el comienzo de un período de recuperación cultural y educativa, con la creación de un sistema de enseñanza pública, laica y gratuita. En Cataluña, la Generalitat asumió competencias en educación y promovió el catalán como lengua vehicular en la escuela. Más allá de la enseñanza, el catalán volvió a ser reconocido como lengua oficial, conjuntamente con el español, y fue reintroducido en la administración o en los medios de comunicación. La recuperación del catalán era esencial para restaurar la identidad cultural catalana, garantizando el derecho de los ciudadanos a utilizar su idioma en todos los ámbitos de la vida pública.

 

El proceso de normalización del catalán se institucionalizó a partir de la Ley de Normalización Lingüística, aprobada por unanimidad el 6 de abril de 1983 por el Parlament de Catalunya, cuyo objetivo era promover el uso del catalán en todos los ámbitos de la sociedad, consolidándolo como la lengua vehicular y común en Cataluña. La ley también establecía un modelo de inmersión lingüística en catalán en el ámbito educativo. De este modo, el catalán se fue extendiendo paulatinamente, en la escuela, en el mundo administrativo, en el deporte y en los rótulos de tiendas, hasta situarse como la novena lengua más utilizada en Europa, por delante de lenguas como el griego o el portugués. 

“ La lengua es el alma de un pueblo, y recuperar el catalán en la vida pública
es recuperar nuestra alma colectiva
— Josep Pla

Hoy, casi tres millones de niños y niñas han sido escolarizados en esa lengua. Sin embargo, en los últimos años, sectores españolistas y algunos padres castellanohablantes, han iniciado una campaña contra este modelo con el argumento que discrimina al castellano y no respeta los derechos de los padres a escoger la lengua en la que quieren que los hijos reciban la educación. El debate refleja una profunda tensión entre las aspiraciones de autonomía y preservación cultural catalana ante los intereses de la unidad lingüística y política de España.


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