
Con estos precedentes, la Asamblea de Parlamentarios
Catalanes, constituida después de las elecciones generales de 1977, nombró a
una comisión de expertos, bautizada como la Comisión de los Veinte, para
redactar el anteproyecto de un nuevo Estatuto de Autonomía. Esta Comisión se
reunió en el Parador de Turismo de Vilanova de Sau. Por eso al texto resultante
se le llama también el Estatuto de Sau, siguiendo la tradición de nombrar las
cartas magnas catalanas por el nombre del lugar donde se redactaron, como el
Estatuto de Núria del año 1932.

A través del Estatuto de Autonomía, Cataluña accedía a su
reconocimiento como pueblo, con una cultura, una historia y una lengua propias.
El Estatut otorgaba a la Generalitat amplias competencias de gobierno, que
permitían la gestión exclusiva de ámbitos como la educación y la cultura, que
hasta entonces dependían del gobierno central. El Estatut definía, además, los
derechos y deberes de la ciudadanía de Cataluña, las instituciones políticas de
la nación catalana, sus competencias y relaciones con el Estado y la
financiación de la Generalitat.
Las primeras elecciones autonómicas, celebradas el 20 de
marzo de 1980, dieron como resultado un Parlamento con mayoría nacionalista,
que se constituyó el 10 de abril y eligió como presidente a Heribert Barrera.
Jordi Pujol, líder de la fuerza política más votada, fue elegido presidente de
la Generalitat, con la tarea fundamental de empezar a desplegar las
competencias del nuevo Estatut.
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