El papel de las mujeres y el peligro de decir No

Guía de la buena esposa

El reloj de pared marca las seis de la tarde. Pilar se ajusta el delantal mientras baraja el estofado que lleva toda la tarde cocinando. La cocina es pequeña, con muebles sencillos y una radio vieja que susurra boleros desde uno de los estantes. Todo está impecable, como dicta el manual: la casa limpia, los niños bañados y la cena lista. Desde la ventana observa a los otros niños del barrio que juegan en la calle, haciendo tiempo hasta que Antonio vuelva de la fábrica. A veces tiene la sensación de que hay algo que no encaja, aunque nunca se ha atrevido a decirlo a nadie. Sólo el sonido de los pasos en la escalera y el tintineo de las llaves en el pomo de la puerta la alejan de sus pensamientos.

“ Las mujeres nunca descubren nada; les falta, por supuesto, el talento creador que Dios ha reservado para las inteligencias viriles. Nosotros no podemos hacer más que interpretar mejor o peor lo que los hombres nos dan hecho
Pilar Primo de Rivera

El papel de la mujer durante la dictadura fue determinado por un patrón autoritario, patriarcal y conservador promovido por el régimen, que restringía severamente sus derechos y oportunidades. La ideología franquista, en gran medida basada en los principios del nacionalcatolicismo, reforzó un modelo de mujer subordinada al hombre y limitada principalmente al ámbito doméstico. El ideal era el de "madre y esposa", y su función era el cuidado del hogar, los hijos y el marido. Hasta 1975, el Código Civil impedía a las mujeres casadas trabajar fuera del ámbito doméstico sin la aprobación de su marido, lo que reforzaba su dependencia. Las mujeres casadas también necesitaban el permiso del marido, conocido como "licencia marital", para abrir una cuenta bancaria o realizar cualquier trámite administrativo.


La Sección Femenina de la Falange, dirigida por Pilar Primo de Rivera, fue la organización responsable de difundir estos ideales. Esta organización controlaba la educación y el adoctrinamiento de las mujeres jóvenes: se encargaba de organizar actividades y cursos sobre tareas domésticas, así como de la transmisión de valores católicos y patrióticos. Todas las jóvenes debían asistir a un curso prematrimonial obligatorio antes de casarse, donde se les enseñaba a ser esposas obedientes y madres sacrificadas. El régimen prohibió el divorcio y los métodos anticonceptivos. La moral sexual era extremadamente conservadora. Se inculcaba la idea de la castidad antes del matrimonio, y cualquier desviación de ese ideal podía acarrear graves consecuencias sociales y legales.

“ El franquismo intentó encerrar a la mujer en la cocina y en el hogar,
pero su espíritu indomable nunca dejó de luchar por la libertad
Maria Aurèlia Capmany

A pesar de estas limitaciones, las mujeres encontraron formas de perseverar para alcanzar y consolidar sus derechos, especialmente hacia el final de la dictadura. En las décadas de los 60 y 70, algunas empezaron a participar en movimientos clandestinos, feministas, estudiantiles o laborales de oposición al régimen. En Cataluña, las luchas feministas se entrelazaron con la resistencia lingüística y cultural.

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