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Refugiados en la gare du Boulou (August Chauvin)
Una multitud colapsa la frontera. Entre los refugiados hay todo tipo de gente, algunos aparentan ser extremadamente pobres y parecen consumidos por el hambre. Van mal vestidos, con prendas viejas y gastadas, uniformes rasgados o incluso mantas. Hay también algunos hombres y mujeres con buena apariencia, que parecen gente de clase alta, y funcionarios acompañados de sus familias. Algunos de los refugiados dan la impresión de que traen consigo todas sus posesiones terrenales cargadas en maletas, fardos y bolsas de todos los tamaños, algunas atadas con grandes pañuelos. En realidad, es menos lo poco que cargan que lo mucho que dejan atrás.
“ Atravesar los Pirineos no fue sólo cruzar montañas, fue dejar atrás
vidas enteras, sabiendo que quizás nunca las volveríamos a encontrar
— Teresa Pàmies

El 28 de enero de 1939, en una jornada marcada por la desesperanza y la desolación, las tropas franquistas entraron en la ciudad de Barcelona, ya a finales de la Guerra Civil. Se estima que durante aquellos meses de enero y febrero, entre 450.000 y 500.000 personas, incluidos combatientes republicanos, civiles, intelectuales, políticos y familias enteras, huyeron atravesando los Pirineos hacia el sur de Francia, en condiciones extremadamente duras, soportando el frío del invierno y los constantes bombardeos, escapando de la ocupación franquista y las previsibles represalias.
Francia preveía la llegada de sólo 2.000 personas diarias, pero la realidad superó cualquier previsión, colapsando los recursos disponibles. El gobierno francés, que inicialmente había sido reacio, finalmente abrió las fronteras. Sin embargo, la recepción fue precaria. Muchos fueron internados en campos de refugiados improvisados, como Argelès-sur-Mer, Saint-Cyprien o Gurs. El resto de los refugiados fueron distribuidos en otras opciones provisionales en municipios que los acogieron, mientras algunos consiguieron refugio en domicilios particulares o encontraron salidas hacia terceros países con ayuda de organizaciones internacionales.
Las imágenes de las largas filas de refugiados en dirección a la frontera son un símbolo de la derrota militar de la República, pero también de la búsqueda de libertad de los vencidos; un testimonio silencioso del fin de una etapa y del inicio de un futuro incierto para muchos. La Retirada fue el punto de partida de un largo exilio que, para algunos, no terminó hasta la muerte de Franco en 1975.
“ El exilio no es un viaje hacia el olvido,
sino una travesía hacia el desgarro del alma
— Víctor Hugo

