
Represión policial durante las manifestaciones del 1976 en Barcelona (Manel Armengol)
Hace pocos meses que el dictador ha muerto, y miles de
manifestantes se concentran en el cruce entre General Mola —el actual paseo de
Sant Joan— y la Travessera de Gràcia. Al avanzar hacia la calle Rosselló se
sientan en el suelo como muestra de pacifismo, pero los grises cargan de forma
brutal contra ellos. La escena habría pasado desapercibida si no la hubiera
inmortalizado un fotógrafo de forma casi accidental. "Hasta que pasaron
unos días no estuve tranquilo, porque la policía me siguió para requisarme los
carretes", recuerda Manel Armengol, el autor de las imágenes, sobre esa
jornada que acabó marcando su trabajo para siempre.
“ La represión durante la transición fue una prueba
que la democracia todavía no era completa ni segura
— Josep Benet
Pese a los avances en el proceso de democratización tras
la muerte de Franco, la Transición española estuvo llena de momentos convulsos,
marcados por tensiones políticas, violencia e incertidumbre sobre el futuro del
país. Los sectores más conservadores del régimen franquista, incluidos
militares y políticos, se oponían firmemente a cualquier reforma democrática.
El llamado "bunker franquista" intentaba mantener el control,
resistiendo cualquier cambio político. Estos años estuvieron marcados por
graves episodios de violencia, tanto de extrema derecha como de extrema
izquierda. Grupos como GRAPO y ETA intensificaron sus atentados, mientras que
sectores de extrema derecha perpetraban acciones como el asesinato de los cinco
abogados laboralistas de Atocha, en Madrid, en 1977.


A En Cataluña, 1976 fue un año de fuertes movilizaciones.
El 1 de febrero se convocó una marcha en Barcelona para exigir la amnistía para
los seiscientos presos políticos que aún permanecían en las cárceles españolas.
La manifestación fue impulsada por la Asamblea de Cataluña,
aunque oficialmente era convocada por la Federación de Asociaciones de Vecinos
de Barcelona, que hacía de
cobertura legal de la plataforma antifranquista. En un principio estaba
previsto que el lugar y la hora de inicio de la
manifestación fuera el Salón Víctor Pradera -actualmente llamado paseo Lluís
Companys- a las 11 de la mañana, y que transcurriera hasta la plaza Catalunya.
Sin embargo, el recorrido no pudo completarse, ya que minutos antes del inicio
de la marcha ya se produjeron las primeras cargas policiales contra los
participantes.
“ Aquellos que nos reprimieron durante la dictadura
no
desaparecieron con la democracia, sólo cambiaron de traje
— Teresa Pàmies
Estas dos manifestaciones fueron las primeras grandes
manifestaciones de todo el Estado después de la muerte del dictador, y
significaron un antes y un después en la lucha por las libertades. De hecho, se
apunta que fueron las mayores movilizaciones contra la dictadura desde la
huelga de los tranvías de 1951, que un cuarto de siglo atrás había tenido lugar
también en la capital catalana.
A partir de ese momento, la movilización social para
conseguir la liberación de los detenidos y por la amnistía cogió impulso. A
principios de julio, desde varios puntos de Cataluña y de la Comunidad
Valenciana arrancaron las seis columnas de las Marchas por la Libertad, que,
pese a la represión —acumularon a más de 100 detenidos— también servirían para
difundir y presionar en favor de estas reclamaciones de libertad y amnistía. De
hecho, el 30 de julio, el Gobierno de Adolfo Suárez aprobó una amnistía parcial
para algunas de las personas encarceladas por motivos políticos, una medida
considerada insuficiente para la mayoria del antifranquismo.



