
Primera asamblea general de CCOO en Barcelona (1964)
El 20 de noviembre de 1964, en la parroquia de Sant Medir
de Barcelona, 300 sindicalistas de
diversos sectores se reunieron en asamblea para constituir una comisión obrera central. Era el nacimiento de Comisiones
Obreras en Cataluña. La asamblea pudo realizarse gracias a la colaboración de
los sacerdotes responsables del templo. Con el primer manifiesto, en el que se
detallaban las reivindicaciones, se recogieron más de 10.000 firmas de
trabajadores, en un momento en el que era habitual ser despedido y represaliado
si existían sospechas de estar vinculado con una organización sindical. El
aparato clandestino del PSUC imprimió unas 70.000 copias del manifiesto, que
circularon por las fábricas de Barcelona y su cinturón industrial. Pocos días
después, la policía, encabezada por uno de los hermanos Creix, detuvo a los
promotores.
Unos años más tarde, ya fallecido el dictador, la iglesia
de Sant Medir volvió a acoger un nuevo cónclave histórico para CCOO. En julio
de 1976 se celebró la asamblea de la coordinadora estatal, de la que surgió la
decisión de crear la confederación como un sindicato. De esa reunión sale una
de las fotos más emblemáticas de CCOO, con Marcelino Camacho durante el debate.
“ Las huelgas son la voz de quienes no tienen voz,
el grito de la dignidad que no se puede ahogar
— Marcelino Camacho

Marcelino Camacho en la asamblea de CCOO de 1976
Con la llegada de Franco al poder, el régimen prohibió a
todos los sindicatos independientes, como la CNT y la UGT, que habían sido las
principales organizaciones obreras durante la Segunda República. En su lugar,
se creó la Organización Sindical Española o sindicato vertical, controlado
directamente por el Estado. El sindicato vertical era una estructura
corporativista donde tanto los trabajadores como los empleadores estaban
obligados a afiliarse a ellos, aunque a la hora de la verdad no defendía los
intereses de la clase obrera. Esta falta de representación efectiva fomentó el
desarrollo de movimientos y sindicatos en la clandestinidad que luchaban por
los derechos laborales, desafiando a la represión y organizando movilizaciones
a pesar de los riesgos. Más allá de la aparición de nuevos sindicatos como CCOO
o USO, otros sindicatos como CNT o UGT, que ya disponían de redes clandestinas
en fábricas y sectores estratégicos, también se mantuvieron activos.

Cartilla de afiliación a la Organización Sindical Española
Todos estos sindicatos clandestinos actuaban en defensa
de los derechos laborales que el régimen franquista no garantizaba. En un
contexto de represión, su actividad era esencial para denunciar las condiciones
de trabajo, los bajos salarios, la falta de libertades y los abusos patronales.
Para evitar la represión operaban a través de redes y reuniones secretas, desde
donde se organizaba la distribución de propaganda ilegal o la creación de
comités obreros que mantenían viva la lucha en las fábricas. Estas actividades
eran extremadamente peligrosas, ya que la Brigada Político-social, la policía
del régimen, vigilaba de cerca cualquier tipo de disidencia y reprimía
duramente a los sindicalistas con detenciones, torturas y encarcelamientos.
A partir de la década de los cincuenta, y sobre todo
en los años 60 y 70, los sindicatos tuvieron un papel fundamental en la
organización de huelgas y protestas, no sólo por los derechos laborales, sino
contra la dictadura, sobre todo en ciudades industriales como Barcelona, Sabadell,
Terrassa, Mataró, Manresa o Granollers. Tras la muerte de Franco, el movimiento
sindical emergió de la clandestinidad y fue clave para la recuperación y
afianzamiento de los derechos de los trabajadores durante el proceso de la
Transición democrática.
“ En tiempo de opresión, el sindicato es el refugio de la
esperanza,
y la huelga, su grito de resistencia
— José Luis Sampedro
