Propaganda y censura, el control del mensaje


El NO-DO —Noticiario y Documentales Cinematográficos— fue un servicio de noticiarios que se proyectaba obligatoriamente en todos los cines de España antes de cada película. El NO-DO era una de las muchas herramientas de propaganda que el régimen utilizaba para difundir su ideología y consolidar su poder. El régimen controló todos los medios de comunicación, tanto públicos como privados. La propaganda y la censura fueron instrumentos fundamentales para combatir el comunismo o el ateísmo, promover la unidad nacional bajo la consigna de "España, una, grande y libre", y glorificar a la figura de Franco como el líder supremo.

“ Toda la propaganda franquista era un intento de reescribir la historia,
hacer que la gente no entendiera nunca lo que realmente había pasado
 durante la Guerra Civil
— George Orwell


Radio Nacional de España (RNE) fue fundada en 1937 como la emisora ​​oficial y sirvió como el principal canal de propaganda franquista. Aunque había otras emisoras privadas, estaban sometidas a una estricta supervisión de la programación, y estaban obligadas a emitir boletines del gobierno. Para el franquismo, la radio era una valiosa herramienta que permitía acceder a los espacios más íntimos de los españoles. Las mujeres, normalmente recluidas en casa, eran la audiencia mayoritaria, y el régimen hizo todo lo posible por adoctrinarlas con formatos aparentemente inofensivos, tales como radionovelas y consultorios. 

El Caudillo se dirige ​​al país por televisión

En 1958 sólo uno de cada 20 hogares tenía televisor, pero esto cambiaría rápidamente durante la década siguiente, cuando el aparato empezó a popularizarse en los hogares españoles. Televisión Española (TVE), fundada en 1956, se convirtió en el canal de televisión oficial, y era utilizada para glorificar a Franco, promover los valores del régimen y evitar cualquier tipo de crítica o pluralismo informativo. La programación era única y la misma para todo el país, y seguía el ritmo vital del trabajo, terminando a una hora prudencial por la noche, para que todo el mundo pudiera descansar lo suficiente. Era el sueño de la dictadura hecho realidad.

Diario Arriba

Los periódicos estaban controlados por el Estado o eran supervisados ​​por el Movimiento Nacional. Los medios de comunicación republicanos y de izquierdas fueron clausurados y otros, como La Vanguardia, fueron intervenidos para ajustarlos a la ideología del régimen. Se crearon diarios como el ABC y el Diario Arriba, que se convirtieron en plataformas de propaganda.

 

Otra herramienta de propaganda fue el fútbol. Durante la dictadura, el Real Madrid se convirtió en un instrumento simbólico. Franco aprovechó los logros internacionales del club para proyectar una imagen de grandeza en un momento en el que España estaba aislada internacionalmente. Aunque el favoritismo no siempre fue explícito, el régimen facilitó recursos e influencias para potenciar al Real Madrid como un emblema de la "España unida" bajo la dictadura. Un ejemplo polémico es el fichaje de Alfredo Di Stéfano, rodeado de interferencias políticas que acabaron con la llegada de la leyenda argentina al Madrid y no al Barça, como inicialmente estaba previsto. Además, se ha especulado sobre arbitrajes favorables y decisiones institucionales que favorecían al club madrileño en momentos clave. 



Por su parte, la censura fue uno de los mecanismos más poderosos del franquismo para controlar la información y evitar la disidencia. Desde el inicio del régimen, se aplicaron estrictas políticas de censura en todos los medios de comunicación, literatura, cine, teatro y música, a través de una oficina gubernamental que revisaba y aprobaba los textos, guiones, artículos y libros antes de su publicación o emisión. "La plaza del Diamant", de Mercè Rodoreda, tuvo que ser publicada inicialmente fuera de España. "La pell de brau", de Salvador Espriu, donde se criticaba la situación política y social de España o el "Mecanoscrit del segon origen", de Pedrolo, también fueron obras censuradas. "Incerta glòria", de Joan Sales, es un ejemplo de las obras que, aunque finalmente publicadas, fueron modificadas. Carles Riba, Pere Calders, Pere Quart o Avel·lí Artís-Gener fueron otros escritores desterrados tanto por su ideología republicana como por el uso del catalán en sus obras.

 

En 1966, el ministro Fraga Iribarne promovió la Ley de Prensa e Imprenta que suavizó ligeramente el control directo del gobierno, permitiendo que algunos medios publicaran críticas moderadas. Pero la autocensura siguió siendo la norma, ya que los periodistas temían ser represaliados.

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