Los Maquis, los guerrilleros antifranquistas

Maquis: resistencia clandestina

Tras la derrota republicana en la Guerra Civil, algunos combatientes guerrilleros se refugiaron en las zonas montañosas y rurales de los Pirineos para seguir luchando contra el régimen franquista. Muchos de estos combatientes venían de las filas del ejército republicano y de otros grupos antifranquistas. Algunos participaron también en la Resistencia francesa contra la ocupación nazi durante la Segunda Guerra Mundial, lo que les proporcionó experiencia militar y contactos internacionales. Este movimiento se desarrolló principalmente entre las décadas de los 40 y 50, y dependía, en gran medida, del apoyo de los simpatizantes locales que les proporcionaban comida, refugio e información. La palabra maquis procede del corso "macchia", que significa 'área de vegetación espesa', similar a la palabra catalana maquia, que hace referencia a una forma de vegetación típicamente mediterránea de arbustos de hoja dura, matas y coscojas. No hay mejor definición: los maquis sobrevivieron y guerrearon entre matorrales, en multitud de ocasiones en unas condiciones inhumanas. 

“ El maquis no fue sólo el que llevaba la escopeta, sino el que no claudicó
ante la injusticia, aunque su lucha fuera un camino de soledad
— Josep Soler Vidal

Los maquis realizaban sabotajes contra infraestructuras, puentes, ferrocarriles y centrales eléctricas, con la intención de desestabilizar la dictadura y dificultar el control del territorio. También atacaban cuarteles y puntos de control de la Guardia Civil y de las fuerzas franquistas. Muchas de sus acciones eran simbólicas, y su objetivo final era generar apoyos para una mayor insurrección que pudiera derrocar al régimen.

 

En Cataluña se creó una red de caminos que conectaba el sur de Francia, desde Prats de Molló, con Barcelona, ​​y que se extendía por la Cataluña Central, entre Camprodon y Manlleu. La memoria de estas rutas clandestinas generó mitos y leyendas vinculados con enfrentamientos con la Guardia Civil o con las represalias en las casas de payés que les apoyaban.


La lucha del maquis no tuvo éxito debido a la falta de apoyo y la dura represión. Tras la Guerra Civil, la población estaba agotada y temía las represalias del régimen. Por otra parte, una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial, los aliados priorizaron la reconstrucción de Europa, dejando la lucha antifranquista en un segundo plano. A finales de la década de los cuarenta, el régimen intensificó su represión contra los maquis, utilizando al ejército y la Guardia Civil para desarticularlos. Muchos de ellos fueron capturados, ejecutados o se vieron obligados a huir de nuevo a Francia. Con la falta de apoyo exterior y las condiciones cada vez más difíciles, su actividad fue decayendo, y a principios de la década de los cincuenta fue prácticamente eliminada. 

“ Los dos últimos maquis fueron abatidos el 1957

Pese a su fracaso militar, los maquis dejaron un legado de resistencia y lucha antifranquista que se mantuvo vivo en la memoria colectiva. Su sacrificio fue reconocido con el paso del tiempo, especialmente después de la muerte de Franco, cuando empezó a recuperarse la memoria histórica de la resistencia republicana.

 

Una señalización de la Red de Espacios de Memoria recuerda el paso por Camprodon de una de las rutas utilizadas por los maquis para realizar incursiones en Cataluña desde Francia, durante la década de los cuarenta. La señalización se enmarca en el proyecto "La ruta de los Maquis", impulsado por el Amical Antiguos Guerrilleros de Cataluña, que divide en varios tramos el itinerario seguido por los maquis, desde Molló hasta Manlleu.


En diciembre de 1944, en plena posguerra, un grupo de diez maquis procedentes del exilio republicano en Francia se refugió en la masía abandonada del Borrell, en el término de Sant Mateu de Bages. Este grupo formaba parte de las infiltraciones guerrilleras que seguían en la fallida invasión del Vall d'Aran y pretendía llegar a Barcelona. Durante su estancia, fueron vistos en el pueblo y, según diversas versiones, obtuvieron comida o dinero de forma forzada, lo que provocó su delación a la Guardia Civil. La noche del 10 de diciembre, un contingente de la Guardia Civil y voluntarios franquistas rodeó la masía mientras los maquis dormían. Sólo uno de ellos, identificado como Bernat o Vernet, logró huir; los otros nueve fueron capturados y ejecutados sumariamente en la casa. Los cuerpos fueron trasladados por jóvenes del pueblo hasta el cementerio, donde fueron enterrados en una fosa común sin registro oficial.

 

Este episodio, uno de los más trágicos de la resistencia antifranquista en Cataluña, ha sido recuperado gracias a la investigación histórica ya iniciativas como el documental “Entre las tumbas sopla el viento”, impulsado por el Amical de los Antiguos Guerrilleros de Cataluña y el Ayuntamiento de Sant Mateu de Bages. 

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