
Bombardeo sobre Barcelona
El zumbido de los motores de
los aviones llena de nuevo el cielo de Barcelona. Es un día cualquiera, pero la
población de la ciudad ya reconoce el sonido siniestro de los Saboya-Marchetti
S.M.79 italianos, que llegan desde Mallorca. Los peatones se detienen, algunos
miran hacia arriba con el pánico reflejado en los rostros, mientras otros
comienzan a correr desesperadamente buscando un sitio seguro. Las sirenas de
alarma, que han sonado tarde, empujan a la gente hacia los refugios. De repente
caen las primeras bombas, y las explosiones sacuden el suelo. Edificios enteros
se derrumban en una lluvia de escombros y polvo. Una columna de humo negro
envuelta con gritos y gemidos comienza a elevarse por encima de las azoteas.
“ He visto con mis propios ojos
las calles de Barcelona quemar como una pira encendida por la cobardía de
quienes lanzan la muerte desde el cielo.
Y, sin embargo, la ciudad no se
rinde
— Pablo Neruda
Barcelona era uno de los
principales centros industriales y políticos de la Segunda República y un
importante núcleo de producción logístico y militar. Debido a esto, se
convirtió en un objetivo estratégico para las fuerzas sublevadas, y la aviación
italiana y alemana, aliadas de Franco, la bombardearon repetidamente. Las
embestidas fueron particularmente crueles, puesto que no sólo se atacaron
objetivos militares, sino también la población civil, con el objetivo de
desmoralizarla y destruir su capacidad de resistencia. Los barceloneses
vivieron estos ataques con un miedo constante, escondiéndose en refugios
subterráneos o en los túneles del metro, que también sirvieron como protección.

Bombardeo sobre Granollers
Ciudades como Granollers, Mataró, Sabadell, Terrassa, Manresa, Vilafranca del Penedès, Igualada y Vilanova i la Geltrú sufrieron ataques aéreos similares, algunos especialmente destructivos. Uno de los casos más trágicos fue el de Granollers, bombardeada el 31 de mayo de 1938, también por aviones italianos. En menos de un minuto, fallecieron más de 200 personas, la mayoría civiles, incluidos muchos niños. En Sabadell y Terrassa, ciudades industriales, los ataques afectaron a fábricas y barrios obreros. En Manresa, el 21 de diciembre de 1938, un bombardeo sobre la estación causó numerosas víctimas.
En Barcelona, el momento más terrible ocurrió entre el 16 y el 18 de marzo de 1938,
cuando la ciudad fue objeto de una serie de bombardeos continuados que duraron
casi tres días consecutivos. Los aviones italianos llevaron a cabo un total de 13 incursiones, arrojando más de
40 toneladas de bombas que impactaron en barrios residenciales, mercados y
áreas comerciales, destruyendo buena parte de la infraestructura urbana, y
causando más de 1.000 víctimas civiles y un gran número de heridos.

Entre los escombros de la Barceloneta (Antoni Campañà)
A medida que la ofensiva final
se volvía inminente, los bombardeos sobre Barcelona se intensificaron. En enero
de 1939, durante los días previos a la caída de la ciudad, la aviación italiana
y las fuerzas aéreas franquistas efectuaron nuevas incursiones para debilitar
la resistencia y sembrar el pánico entre la población. Estos bombardeos, más
breves, pero igualmente devastadores, coincidieron con el colapso de las líneas
defensivas republicanas en el Front del Segre y con el inicio del éxodo masivo
de civiles y soldados hacia la frontera francesa. Se estima que, en total, en
estos episodios fallecieron alrededor de 2.500 personas.
“ Los bombardeos en Barcelona no
son sólo un acto de guerra, son la destrucción
de una ciudad llena de vida,
una herida que nuestro pueblo llevará para siempre
— Antoni Rovira i Virgili

Un petrolero hundido en el puerto de Barcelona