


El intento de golpe de estado se produjo en un momento de
inestabilidad política, económica y social, con la preocupación de algunos
sectores del ejército y de la derecha española por el avance del proceso
autonómico, que otorgaba mayor poder y competencias a las comunidades,
especialmente a Cataluña y País Vasco. Durante esas horas de incertidumbre, las
fuerzas militares estaban divididas, pero el punto de inflexión decisivo fue el
discurso del rey Juan Carlos I, que en la madrugada del 24 de febrero apareció
en televisión, vestido con uniforme militar, condenando el golpe y reafirmando
su compromiso con la democracia. Por último, los sublevados, incluido Tejero,
fueron detenidos, juzgados y condenados a treinta años de cárcel, aunque
salieron en libertad pocos años después. Sin embargo, hoy todavía no está claro
todo el entramado político y militar que lo originó.

