La lucha armada, entre el exceso y la legitimidad


La represión brutal de Franco hizo que algunos sectores optaran por la lucha armada como única opción para desafiar al régimen. Ésta se concentró, principalmente, en grupos relacionados con el independentismo, el anarquismo y los movimientos de extrema izquierda. Asimismo, el propio Estado franquista utilizó el terrorismo de Estado en forma de asesinatos y desapariciones de los disidentes. Los aparatos represivos del franquismo, como la Brigada Político-Social, llevaron a cabo detenciones arbitrarias y torturas contra estudiantes, obreros, intelectuales y activistas políticos. La Guardia Civil y la policía franquista estaban involucradas en operaciones que en muchos casos implicaban ejecuciones extrajudiciales.

“ Los que cogieron las armas no eran guerreros por vocación,
sino ciudadanos que rechazaron vivir arrodillados ante la tiranía
— Joan Brossa

El grupo más activo fue ETA (Euskadi Ta Askatasuna, Patria Vasca y Libertad) que se fundó en 1959 como una escisión del Partido Nacionalista Vasco en un contexto de represión política y cultural. Inicialmente, la organización era un movimiento que promovía la defensa de la identidad y la lengua vascas, pero pronto va derivar hacia el uso de la violencia para conseguir la independencia de Euskal Herria. Una de sus acciones más destacadas fue el asesinato de Carrero Blanco, el 20 de diciembre de 1973 en Madrid, haciendo explotar un coche bomba. En junio de 1973, Carrero Blanco fue nombrado presidente del gobierno, con el objetivo de garantizar la continuidad del franquismo tras la muerte de Franco, y su asesinato fue un hecho clave en la crisis del franquismo.



Atemptat d'ETA contra Carrero Blanco

En Cataluña, aunque la mayor parte del movimiento independentista catalán optaba por la resistencia no violenta y la defensa de la identidad cultural catalana, también surgieron algunos grupos que adoptaron tácticas violentas. Uno de ellos fue el Frente Nacional de Cataluña (FNC), fundado en 1940, que, si bien en su origen fue un movimiento político y de resistencia cultural, en ciertos momentos también realizó acciones violentas, atentados y sabotajes.

 

En el campo anarquista, justo terminada la guerra, surgió el Movimiento Libertario, una organización revolucionaria que englobaba a varios colectivos y sindicatos de ideología libertaria, como la CNT y la Federación Anarquista Ibérica (FAI). El Movimiento Libertario no fue un movimiento terrorista en su esencia, aunque en ciertos momentos y circunstancias, algunos de sus miembros o grupos afines recurrieron a la violencia como respuesta a la brutal represión del franquismo y al intento de mantener viva la lucha. Uno de los grupos más activos fue el de Francesc Sabaté Llopart, conocido como "El Quico", que participó en numerosas acciones de resistencia armada durante los años 40 y 50, incluyendo atracos, sabotajes y atentados contra fuerzas del régimen. Otro anarquista destacado fue José Luis Facerías, quien, al igual que Sabaté, luchó contra el régimen con tácticas de guerrilla urbana, participando en atracos y atentados hasta su muerte en 1957, en Barcelona.

 

En la última fase del franquismo, especialmente en la década de los setenta, el auge de movimientos de extrema izquierda en toda España también tuvo su eco en Cataluña. Algunos grupos adoptaron tácticas violentas, influenciados por el clima revolucionario internacional y la lucha contra las dictaduras. Un ejemplo destacado fue el Movimiento Ibérico de Liberación (MIL), un grupo anarquista y marxista, creado en 1971. Su miembro más famoso fue Salvador Puig Antich, que fue detenido en 1973 tras un tiroteo en el que murió un policía franquista. Puig Antich fue condenado a muerte y ejecutado por garrote vil en 1974, en un caso que generó una gran indignación internacional y que le convirtió en un símbolo de la represión franquista.

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