Cincuenta años después

Retirada de símbologia franquista en el cementerio de Girona (Marina López)

El 30 de septiembre de 2024, con la ayuda de una grúa, los operarios de la brigada municipal del Ayuntamiento de Girona desfalcan una gran cruz y la cargan en un remolque. Después, retiran cinco lápidas de la pared. Son símbolos franquistas que aún pervivían en la entrada del cementerio viejo, con los nombres de los afines al régimen que murieron durante la Guerra Civil y la leyenda 'Caídos por Dios y por la Patria'. A partir de ahora, se conservarán en el almacén del Museo de Historia de la ciudad. El acto tiene la voluntad de cumplir con la Ley de Memoria Histórica, que determina que la simbología que hace apología de un régimen que asesinó a decenas de miles de personas y generó una gran represión, no puede mantenerse en el espacio público. Desde la recuperación de la democracia, las instituciones han impulsado diversas iniciativas para recuperar la dignidad y la memoria de las víctimas, incluyendo la retirada de simbología franquista de los espacios, de acuerdo con el Censo del Memorial Democrático.  

“ La Transición nos dio la oportunidad de construir una sociedad nueva,
pero todavía tenemos que luchar para preservar lo que hemos conseguido
— Carme Riera

Mossos d'Esquadra

La Transición que sucedió al régimen de Franco puso las bases de la democracia y permitió a Cataluña recuperar el autogobierno, la lengua y las libertades que habían sido reprimidas durante la dictadura. Entre los hitos más destacados se encuentran la restauración de la Generalitat en 1977, la aprobación del Estatuto de Autonomía en 1979, el retorno de la pluralidad política o el pleno reconocimiento de la lengua y la cultura catalana como signos de identidad nacional. El proceso de transferencia de competencias de la administración central a la Generalidad ha permitido gestionar áreas como la educación, la sanidad, la seguridad o la vivienda, directamente desde Cataluña, contribuyendo a la consolidación del autogobierno. Todos estos elementos han propiciado una notable estabilidad institucional y unos años de indudable progreso económico y social.


“ El desarrollo del autogobierno en Cataluña es la prueba de
que un pueblo puede redescubrir su voz y su poder en el mundo
— Eduardo Mendoza

Cincuenta años después, el país ha experimentado cambios sociales, culturales y políticos profundos, pero el legado de la Transición sigue siendo cuestionado. La relación entre el gobierno central y el autonómico ha sido a menudo tensa, especialmente en torno a la concreción de ciertas competencias pendientes. Mientras algunos celebran la restauración de la democracia y la autonomía, otros critican la falta de una ruptura total con el franquismo, evidenciada en la persistencia de ciertas estructuras del poder central y la falta de encaje de Cataluña dentro del Estado español. La percepción de que el Estado central sigue controlando aspectos clave de la administración pública catalana ha alimentado las tensiones entre el gobierno central y las autoridades locales. Por otra parte, en términos fiscales y de financiación, Cataluña aporta más de lo que recibe, lo que amplifica el sentimiento de agravio entre algunos sectores sociales. A esto hay que añadir las tensiones identitarias reflejadas entre quienes defienden una Cataluña bilingüe y quienes apuestan por una mayor preeminencia del catalán. Estas cuestiones siguen siendo un foco de debate, influyendo en la política catalana y alimentando, sobre todo en los últimos años, el discurso independentista.

Entradas que pueden interesarte