

La Transición que sucedió al régimen de Franco puso las
bases de la democracia y permitió a Cataluña recuperar el autogobierno, la
lengua y las libertades que habían sido reprimidas durante la dictadura. Entre
los hitos más destacados se encuentran la restauración de la Generalitat en
1977, la aprobación del Estatuto de Autonomía en 1979, el retorno de la
pluralidad política o el pleno reconocimiento de la lengua y la cultura
catalana como signos de identidad nacional. El proceso de transferencia de
competencias de la administración central a la Generalidad ha permitido
gestionar áreas como la educación, la sanidad, la seguridad o la vivienda,
directamente desde Cataluña, contribuyendo a la consolidación del autogobierno.
Todos estos elementos han propiciado una notable estabilidad institucional y
unos años de indudable progreso económico y social.
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