La situación de la lengua

La primera emisión de TV3

El 30 de mayo de 1983 el Parlamento de Cataluña aprobaba por unanimidad la ley de creación de la Corporación Catalana de Radio y Televisión —hoy llamada Corporación Catalana de Medios Audiovisuales—, conocida como la Corpo en la jerga popular. Es el ente bajo el que funcionan Televisió de Catalunya y las emisoras de Catalunya Ràdio. Tres meses y diez días después, el 10 de septiembre de 1983, TV3 hacía la primera emisión, presentada por el actor Joan Pera. La normalización del catalán, devolverlo a la vida pública, era una de las principales funciones del encargo fundacional del organismo. Directivos de varias etapas coinciden en asegurar que “sin TV3 y Catalunya Ràdio no se explica el proceso de normalización de la lengua, la cultura y la cohesión social que hemos experimentado. Son medios de referencia que garantizan el acceso de todos a contenidos informativos, educativos y de entretenimiento en catalán, algo que el panorama audiovisual no garantiza por sí solo».

“ El retorno del catalán a la vida pública es el retorno de nuestra
 identidad colectiva, la que nunca debería haber sido marginada
— Quim Monzó

A partir de la Transición democrática y la restauración de la Generalidad, el reconocimiento de los derechos lingüísticos ha sido un aspecto fundamental. Por eso se han implementado políticas destinadas a promover su conocimiento y uso en todos los ámbitos de la vida pública, desde la administración, los medios de comunicación o la educación. La Ley de Normalización Lingüística de 1983 implantó el sistema de inmersión, que establecía el catalán como lengua vehicular en las escuelas, con el objetivo de garantizar que todos los estudiantes, independientemente de la lengua materna, dominaran tanto el catalán como el castellano al finalizar sus estudios obligatorios. La ley de 1983 fue sustituida en 1998 por la Ley de Política Lingüística, que es el marco legal actual.

 

Aunque la inmersión lingüística ha demostrado ser un modelo de éxito para la cohesión social, la oposición al modelo ha existido desde los inicios de su implementación en los años ochenta, y ha ido ganando fuerza y ​​protagonismo a lo largo de las décadas, especialmente en el ámbito político y en los tribunales. Sentencias como la del Tribunal Constitucional (2010) o del Tribunal Supremo (2013) reflejan una profunda tensión entre las aspiraciones de autonomía y preservación cultural catalana ante los intereses de la unidad lingüística y política de España.



Los datos actuales sobre el conocimiento, el uso y las percepciones de la lengua catalana muestran tanto fortalezas como debilidades. Aunque el catalán es ampliamente entendido y mantiene una presencia notable en algunos ámbitos, en otros se enfrenta a desafíos en lo que se refiere a su uso habitual y reconocimiento. El uso diario y la transmisión intergeneracional están en retroceso en algunos territorios y grupos sociales. El catalán pierde presencia en ámbitos informales y entre los jóvenes, especialmente en contextos urbanos como el área metropolitana de Barcelona, ​​donde sólo el 34% de la población lo usa habitualmente. La lengua catalana se ha visto desfavorecida por una política estatal que prioriza al castellano, limitando el uso del catalán a ciertos espacios educativos y públicos. Esta situación desincentiva el aprendizaje del catalán para los recién llegados, tendentes a adoptar el castellano como lengua inicial. Por otra parte, el uso social del catalán está amenazado por la tendencia al bilingüismo pasivo, donde muchas personas conocen la lengua pero optan por no usarla habitualmente. Los ámbitos digitales y de consumo masivo muestran una presencia limitada del catalán, lo que supone un obstáculo para las nuevas generaciones.​

“ Una lengua no muere cuando la persiguen,
muere cuando sus hablantes dejan de creer en ella
— Joan Fuster

Sea como fuere, según los estudios del Instituto de Estadística de Cataluña, sólo el 65,1% de la población de los territorios de habla catalana afirma que habla bien la lengua, mientras que el 95% dice hablar bien el castellano. Los datos reflejan la necesidad de dedicar esfuerzos por preservar la vitalidad de la lengua. El refuerzo de políticas públicas, como la ampliación del uso del catalán en la educación y el apoyo a los medios de comunicación en catalán, son esenciales para revertir estas tendencias negativas. La implementación de políticas de normalización, el uso en ámbitos digitales y la sensibilización ciudadana son imprescindibles para asegurar la futura vitalidad de la lengua.



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