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Ferran Planes, Joan Pagés y Joaquim Amat-Piniella, supervivientes de Mauthausen
El 1972, años después del fin de la II Guerra Mundial, la
fotoperiodista catalana Pilar Aymerich retrató a tres ex-deportados del campo
de concentración de Mauthausen. "Los tres avanzaban por el descampado,
parecían tranquilos, relajados. Cuando llegamos a la pared, les comenté: por
favor, ¿podrían ponerse ustedes en fila como hacían en el campo? Y vi que
revivían el dolor que habían vivido, y me sentí culpable", explica la
fotógrafa. Sus nombres eran Ferran Planes, Joan Pagés y Joaquim Amat-Piniella.
La Segunda Guerra Mundial tuvo un impacto devastador para
la comunidad catalana en el exilio, sumiendo a los refugiados en Francia en una
situación de extrema precariedad y desarraigo, y rompiendo la esperanza de
reorganizarse y de recuperar la legitimidad republicana en España. Durante la
ocupación alemana, muchos se trasladaron a lugares más seguros, como las
regiones rurales del sur de Francia o el norte de África, mientras que otros
intentaron escapar a Latinoamérica. Pero un sector de los exiliados catalanes
se integró en la Resistencia francesa para luchar contra la ocupación de los
nazis. Su participación activa fue clave en algunas operaciones locales,
demostrando su determinación en la lucha contra el fascismo en cualquier
escenario, incluso poniendo en riesgo su propia vida. Desgraciadamente, muchos
fueron perseguidos, apresados y deportados a campos de concentración, donde sólo unos pocos
sobrevivieron.
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Neus Català i Pallejà (1915-2019) fue una militante
comunista y activista antifascista catalana, miembro de las Juventudes del
Partido Socialista Unificado de Cataluña (PSUC) durante la Guerra Civil
española. Se diplomó en enfermería en 1937, y en 1939 atravesó la frontera
francesa con 182 niños huérfanos de la colonia Las Acacias de Premià de Dalt,
los llamados «niños de Negrín», que estaban a su cargo. En Francia colaboró junto
a su marido, el occitano Albert Roger, en actividades de la Resistencia. Su
casa se convirtió en un punto de
recepción y transmisión de mensajes, armas y documentación, y refugio para
disidentes políticos.
En 1943, un boticario de Sarlat la denunció a las
autoridades nazis, que la detuvieron, junto a su marido. Reclusa y torturada en
Limoges, en 1944 fue deportada a Ravensbrück, donde coincidió con otras
catalanas. Fue obligada a trabajar en la industria del armamento y formó parte
del llamado comando de las hamacas, un grupo de mujeres que boicoteaba las
armas que se fabricaban en Holleischen, una fábrica que dependía del campo de
Flossenbürg. Gracias al sabotaje inutilizaron unos 10 millones de balas y
estropearon numerosas máquinas de fabricación de armamento.
Después de su
liberación, volvió a Francia, donde siguió llevando a cabo su lucha clandestina
contra el franquismo. Vivió en Sarcelles, cerca de París, y presidió el Amical
de Ravensbrück. En paralelo, continuó su militancia en el PSUC, partido que le
entregó el carnet número 1 en reconocimiento a su trayectoria militante y la
nombró miembro de honor del Comité Central. Regresó a Cataluña el 1978, y
murió el 13 de abril de 2019, a los 103 años, en su localidad natal, Els
Guiamets.
“ Yo era catalana, republicana y antifascista,
y la Resistencia era el único lugar en el que
podía ser fiel a las tres cosas
— Neus Català

Francesc Boix Campo (1920-1951). Durante la Guerra Civil
Española actuó como fotógrafo de la revista Julio, y en 1938 combatió en la 30ª
División del Ejército de la Segunda República. En febrero de 1939 se exilió a
Francia y fue internado en los campos de Vernet de Ariège y de Septfonds. De
ahí salió para formar parte de una Compañía de Trabajadores extranjeros,
integrada en el Ejército francés. También participó en la Resistencia francesa.
En mayo de 1940, como muchos refugiados españoles, cayó prisionero de las
fuerzas alemanas. Tras pasar por un campo de prisioneros de guerra, donde
aprendió alemán, en 1941 fue enviado al Campo de concentración de
Mauthausen-Gusen, en Austria, donde fallecieron dos tercios de los más de 8.000
españoles que había internados.
En Mauthausen, Boix, registrado con el número
5.185, declaró que era fotógrafo y que sabía alemán, y trabajó la mayor parte
del período de internamiento en el laboratorio fotográfico de la Administración
del campo. Durante su estancia en Mauthausen realizó un gran número de
fotografías, y aprovechó la oportunidad para sacar del campo algunos negativos
cosidos en las mangas o bajo los uniformes que se enviaban a la lavandería.
Hasta 1945 logró esconder un importante número de negativos que mostraban
aspectos de la cruda realidad del campo y de las prácticas de exterminio de los
presos. En muchas aparecían también las caras de los SS responsables y de altos
jerarcas del nazismo que le visitaron. Tras la liberación, estas imágenes
fueron claves para sentenciar a dirigentes y colaboradores nazis en los juicios
de Nuremberg, donde también participó como testigo.
Murió en París, a la edad
de treinta años, probablemente a causa de una enfermedad renal relacionada con
su período en Mauthausen. Fue enterrado en el cementerio parisino de Thiais. Los negativos de
Boix, propiedad de la Amical de Mauthausen, han sido depositados en el Museo de
Historia de Cataluña.

