
Carteles del Congreso, de Joan Miró y Antoni Tàpies
A principios de los años sesenta del siglo pasado, en plena
dictadura y aprovechando la celebración del cincuentenario de la muerte de Joan
Maragall (1911), un grupo de intelectuales catalanes plantearon la realización
de un congreso para estudiar la cultura catalana del momento, sus antecedentes
y sus perspectivas de futuro. El Congreso se llevó a cabo en la clandestinidad
en Barcelona, en los Escolapios de
Sant Antoni, con unos 300 congresistas, bajo el patrocinio del abad Aureli
Maria Escarré y Joaquim Rubió i Balaguer, con la
voluntad de hacer una edición pública en el futuro. En aquellos años, las
iglesias y recintos religiosos se habían convertido en los lugares más
discretos y seguros para realizar reuniones.
Años más tarde, ante la previsible muerte del dictador
y en un contexto de creciente reivindicación de derechos sociales y culturales,
se reanudó la idea de celebrar un nuevo congreso de defensa de la lengua y la
cultura catalana. Para sortear la prohibición gubernativa, el evento se
vehiculó a través de la Comisión de Cultura del Colegio de Abogados, que
realizó la propuesta formal el 28 de enero de 1975.
“ Se adhirieron más de 1.500 entidades, universidades,
colegios profesionales,
academias, ayuntamientos y asociaciones, y movilizó a más
de 15.000 personas
El Congreso de Cultura Catalana fue la mayor movilización
popular del final del franquismo y marcó el inicio de la Transición, con la
adhesión de diferentes sectores de la sociedad catalana entre los años
1975-1977. Se adhirieron más de 1.500 entidades, universidades, colegios
profesionales, academias, ayuntamientos y asociaciones cívicas de todo tipo, y
movilizó a más de 15.000 personas en torno al debate sobre cómo debía ser la
sociedad catalana en la nueva democracia.

Un acto del Congreso en Cornellà
El Congreso se dedicó a
analizar 25 ámbitos diferenciados, desde la lengua hasta el derecho, de la
agricultura a la industria, de las artes plásticas hasta la ordenación del
territorio, de la estructura educativa a la sanitaria. Desde cada ámbito se
redactaron unas resoluciones que incluían aportaciones con proyectos e
iniciativas a corto y medio plazo, que debían servir para los futuros gobiernos
de los Países Catalanes: la Generalidad de Cataluña, la Generalidad Valenciana
y el gobierno de las Islas Baleares. Las actividades de los ámbitos se
desarrollaron por todos los Països Catalans y, en paralelo, se organizaron
campañas de sensibilización sobre la salvaguardia del patrimonio natural, el
uso oficial de la lengua catalana, la revitalización del folclore y la
reivindicación de las Instituciones.
“ El Congreso de Cultura Catalana fue una reafirmación de lo
que somos,
de lo que queremos ser y, sobre todo, de lo que nunca
hemos dejado de ser
— Joan Fuster
La ponencia de contenidos culturales del Congreso, que
posteriormente fue editada en tres volúmenes, fue presentada en el acto de
clausura, que se celebró el 27 de noviembre de 1977 en el Palacio de Congresos
y Exposiciones de Barcelona. A partir de las conclusiones de todos los ámbitos,
se redactó el Manifiesto de la Cultura Catalana.

