
En 1960, como tantas veces había hecho, Sabaté atravesó
los Pirineos con su grupo, evadiendo las patrullas, primero de la policía
francesa y posteriormente de la Guardia Civil. Encontrándose refugiados en Mas
Clarà, una masía de la zona montañosa entre Girona y Banyoles, fueron
descubiertos y acorralados por la Guardia Civil. Tras un intenso tiroteo,
murieron todos sus hombres menos él, que logró huir, aunque gravemente herido
en una nalga, un muslo y en el cuello. Casi milagrosamente en su estado, llegó
como pudo a Sant Celoni, donde finalmente fue abatido. Eran las 8 de la mañana
del 5 de enero de 1960 y Quico tenía 44 años. Su muerte marcó el fin de una era
en la resistencia libertaria y le convirtió en un símbolo de la lucha armada
contra el régimen.
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Estuvo encarcelado por la dictadura militar hasta el año
1945. Una vez liberado, optó por continuar su lucha contra la dictadura desde
la clandestinidad. Facerías, conocido como "Face", lideró el grupo
guerrillero la "Partida de maqui de Facerías" que realizaba
expropiaciones, sabotajes y acciones armadas con el objetivo de desestabilizar
el régimen y financiar la actividad del movimiento anarquista. Operaba
principalmente en Barcelona, donde a menudo era perseguido por las fuerzas policiales, pero su
conocimiento del terreno y sus tácticas de evasión le permitieron escapar en
múltiples ocasiones. Su compromiso no sólo se limitaba a la acción directa,
sino que también intentaba apoyar la causa de los
exiliados y fomentar la lucha contra la represión franquista. Sin embargo, el
contexto político y social de la posguerra hizo que su labor fuera cada vez más
peligrosa y aislada.
Facerías fue abatido el 30 de agosto de 1957, a las 10.45
de la mañana, en una emboscada de la policía en el cruce de los actuales paseos
Verdum y Urrutia con la calle Doctor Pi y Molist de Barcelona, donde se le recuerda con una placa en el suelo, con
su nombre. Su muerte marcó el fin de uno de los últimos
grandes guerrilleros urbanos del movimiento libertario. Su figura sigue siendo
recordada como ejemplo de resistencia y lucha por la libertad.

Detenido y sometido a un juicio sumarísimo lleno de
irregularidades, Puig Antich fue condenado a muerte como ejemplo disuasorio
ante el crecimiento de la disidencia. Pese a las peticiones internacionales
para evitar la ejecución, el régimen de Franco se mantuvo inflexible. El 2 de
marzo de 1974, Salvador Puig Antich fue ejecutado en el garrote vil en la
cárcel Modelo de Barcelona, convirtiéndose en un símbolo de la represión franquista y de la lucha por
la libertad. Su figura es recordada como testimonio del sacrificio de muchos jóvenes en la lucha contra la dictadura y la
injusticia. Su muerte marcó profundamente la memoria colectiva de la transición
democrática.
